Más buceo, menos surf

Leer un libro es una experiencia de largo aliento. En términos generales, uno pasa horas y horas leyendo una historia que, dependiendo del tiempo que le pueda dedicar, terminará al cabo de días o semanas. Me corrijo con respecto a lo de largo aliento, en el sentido que puede ser largo el tiempo del reloj y no así el psíquico («el tiempo se pasó volando»), dada la experiencia de inmersión que suele producirse cuando leemos buenas historias, buenos libros.

Entre otros, el libro y la familia monoparental (mamá, papá y los nenes) es al siglo XX lo que la computadora y los múltiples modos de organización familiar al siglo XXI. El tiempo que nos toca vivir es el de la inversión del iceberg o, desde otro enfoque, el tiempo de la saturación, donde todo parece estar en la estantería.

2018 - ideas - horizontal.jpg
– barriendo para debajo de la alfombra –

El mundo está en transformación, dinamizado por los avances tecnológicos, y lo que antes se barría para debajo de la alfombra ahora se publica en las redes sociales. El diario íntimo, de hace dos o tres décadas, ha mutado en facebook, quizás lugar privilegiado donde muchos comparten sus experiencias.

2018 - ideas - horizontal.jpg

La lógica industrial, que se extendió desde el siglo XVIII a finales del siglo pasado, se caracterizó por la masa, el colectivo y la linealidad, tal vez identificables con la clásica imagen de la cadena de montaje, operada a principios del siglo XX por humanos y actualmente por computadoras.

756746747

El tiempo que nos toca vivir podría decirse que es aquel en que la masa ha estallado, en que se ha fragmentado la linealidad. Así como hoy se puede estudiar a los 60 años y tomarse vacaciones de modo fraccionado a lo largo del año, porque entre otras cosas el mundo se ha convertido en un lugar más chico y se ha vuelto más accesible viajar en busca del verano en otras latitudes, los relatos colectivos también se han dividido. El trabajo para toda la vida en la misma organización, la pareja hasta que «la muerte nos separe» y las ideologías políticas totalizadoras se esfumaron.

ovejas-y-corderos-en-el-corral.jpg

Se cayeron los alambrados y como animales en un corral muchos no saben para dónde dirigirse. Antes la brújula la poseían unos pocos que garantizaban rumbo, bueno o malo pero rumbo al fin.

De ahí viene que algunos pensaban y otros ejecutaban. La masa quedó «libre», pero para qué. Esa es la pregunta del millón, la del sentido, la de por qué y para qué vivimos (allí reside gran parte del eje de la notable película Náufrago).

Hoy la brújula cayó en tu mano y te interpela para que fijes el norte, tu norte, tarea sólo posible reconociendo tu presente y apropiándote y haciendo las paces con tu historia. Sólo así el futuro se torna un tiempo y espacio de potencialidad y no de repetición.

En cómo contesta cada uno, con su familia y comunidad, esa interrogante (por qué y para qué vivimos), está el primer paso hacia la transformación. Las personas, organizaciones y comunidades, hoy como nunca antes, están necesitando del análisis, la reflexión e interioridad. Espacios de calidad, de conversación y de distancia respecto al «doble click».

Cuando era chico y se referían a alguien como «la oveja negra», inmediatamente se asociaba eso con una persona descarriada, que no seguía las normas, desobediente y casi por fuera del sistema. Me animaría a decir que si te adjetivaban así estabas a un paso de convertirte en paria.

Más buceo y menos surf se está convirtiendo en el elemento diferencial para personas, organizaciones y comunidades. Conversaciones de calidad para reflexionar, pensar, integrar y elaborar-procesar lo que sucede en un mundo en movimiento permanente ha hecho, hace y continuará haciendo la diferencia. Si hoy te adjetivan de «oveja negra» no te sientas mal. Oveja negra es el nuevo sexy, quiere decir que estás en el camino del crecimiento y la transformación.

2018 - ideas - horizontal.jpg

 

 

 

 

29 comentarios sobre “Más buceo, menos surf

Deja un comentario