Este tipo de intervención está indicada como una forma de ayuda, especialmente durante las fases de transición, cuando la vida comienza a moverse. El cambio que se produce, ligado al proceso natural de crecimiento o envejecimiento, o derivado de hechos que han cambiado nuestra posición simbólica frente a los demás (matrimonios, nacimientos, nuevas configuraciones habitacionales, duelos, etc.) puede implicar la necesidad de redefinir tu posición y la necesidad de apoyo externo.
También está indicado en el apoyo a adolescentes que tienen que lidiar con dinámicas complejas y particulares relacionadas con el desarrollo físico y sexual, la separación de los padres y la construcción de la identidad.
También puede ser útil con los ancianos, con los que no siempre es necesario -y a veces ni siquiera apropiado- entrar en la dinámica inconsciente, y a los que, sin embargo, hay que ayudar a no retraerse socialmente y a mantener abierto un horizonte de vida.
Agustín Menéndez 