El jardinero Nelson

El 21 de octubre de 1805 se produjo la Batalla de Trafalgar en el Golfo de Cádiz (España), donde la armada británica derrotó a la flota franco-española. El Almirante Nelson estaba al mando de una flota de 27 buques británicos, mientras que Pierre-Charles-Jean-Baptiste-Silvestre de Villeneuve, vicealmirante de la flota francesa durante las Guerras Napoleónicas, tenía un total de 33. La batalla es considerada uno de los mayores combates navales de la historia y su resolución derivó en el ocaso de la influencia del Imperio español en América, la imposición de la libra esterlina como moneda de referencia y la consolidación de los británicos como dominadores absolutos de los mares durante prácticamente casi todo el siglo XIX.

“No hay nada mas poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo” – Victor Hugo

En el marco del trabajo que venimos desarrollando en la Alianza de Pacientes Uruguay, el pasado 8 de noviembre celebramos el primer Workshop enfocado en el desarrollo de personas, equipos y organizaciones, que compartimos con líderes y referentes de grupos y asociaciones de pacientes de nuestro paísWhatsApp Image 2018-11-08 at 1.23.10 PM.jpeg.

Como organización paraguas que trabaja con pacientes de la salud pública y privada, de Montevideo y el interior del país, la Alianza tiene como visión que todos los pacientes y usuarios tengan acceso a servicios de salud de alta calidad y centrados en el paciente.

Su misión es ser la voz colectiva e influyente del paciente en la salud nacional y una fuerza impulsora para avanzar en el empoderamiento del paciente y el acceso equitativo de los mismos a una atención de calidad. La Alianza ayuda a empoderar a las organizaciones de pacientes a través de seminarios educativos, iniciativas políticas y proyectos. Coordina, asimismo, intercambios de mejores prácticas entre organizaciones de pacientes a nivel nacional e internacional, al tiempo que sus programas procuran también ayudar a fortalecer su capacidad de organización y defensa.

A modo de introducción de un Programa Focalizado de Desarrollo Profesional y Personal que estamos trabajando junto al amigo y colega Jorge Fabián González, el Workshop con líderes de organizaciones de pacientes estuvo centrado en el íntimo vínculo entre liderazgo, organización y cultura.

Quien está a cargo de algo, sea esto una familia o una organización con o sin fines de lucro, tiene como tarea principal lograr los resultados a través del equipo, en el marco del mejor clima posible. Recorrer el camino con un pelotón cohesionado, sin colaboradores rezagados ni tirados en la banquina, monitoreando y calibrando constantemente el clima reinante. Ni mucho frío, ni mucho calor, ni matar de sed a la planta ni anegar el terreno. Un equilibrio inestable, como la temperatura corporal, oscilando entre los 36 y 37 grados, sería la receta.

Regulación y equilibrio es lo que necesita todo organismo vivo para mantenerse en el camino. La tarea de quien lidera es moldear la cultura organizacional, es decir el carácter y personalidad de una organización. Quien lidera es un jardinero que crea el contexto para que florezcan nuevas e incluso mejores plantas que él.

Dicho así parece una tarea sencilla. Sin embargo es de una complejidad inusual si lo observamos desde el paradigma industrial, desde la pirámide organizacional, desde la lógica del comando y control. La tarea crucial para desarrollar un equipo que deje todo en la cancha, se interrogue sobre cómo hace las cosas, se enfoque en el aprendizaje permanente y quiera alcanzar los resultados sin atajos éticos, pasa por una transformación personal de quien está a cargo, por un acto de confianza, primero en sí mismo y luego en los demás.

Vivir en la mente de los otros, enseñando cómo pensar y no lo que hay que hacer. 

Hay un juego en los entrenamientos fuera de oficina (out-door) que consiste en ponerse un venda en los ojos, subirse a una silla y dejarse caer de espaldas para ser sostenido por la red de brazos de los colaboradores. Ya en el terreno, alguien que lidera algo demostrará su confianza (sobre todo en sí mismo) si conecta a su equipo entre sí, fortaleciendo los lazos y brindándole acceso a los mismos recursos: visión de contexto, conocimiento y contactos. La coherencia necesita constancia, así como la transparencia necesita de la vulnerabilidad, es decir la capacidad para mostrarse humano.

Quien lidera ha de estar dispuesto a vivir en la mente de su equipo, estableciendo las condiciones para eliminar su rol de conector y tomador de decisiones. La cría humana, devenida en grande, hombre o mujer, es la historia de los vínculos que le dieron forma, sobre todo de aquellos más importantes. En la mente de cualquier sujeto viven las personas significativas que le impactaron emocionalmente, tanto positiva como negativamente.

Quien lidera es quien deja su marca personal, su huella, quien logra vivir en la mente de su equipo (familia, empresa, comunidad), no diciendo qué hacer sino fundamentalmente enseñando y mostrando cómo procesa la información, cómo la integra a sus niveles de perspectiva y cómo y por qué toma determinadas decisiones.

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Columna de Nelson en Trafalgar Square, Londres.

En un entrenamiento out-door, dejarse caer de espaldas a los brazos de su equipo puede ser un juego de niños en comparación al acto de confianza que implica soltar las manos del volante para que el equipo tome decisiones en su (nuestra) ausencia. En 1805, el Almirante Nelson no llegó a disfrutar las mieles de la victoria: fue muerto por una bala enemiga horas después de iniciada la batalla. Sin embargo, las condiciones para el éxito en Trafalgar habían sido establecidas por Nelson y su flota mucho tiempo antes. Las plantas de su jardín, así como las de la flota británica a inicios del siglo XIX en la costa española, florecieron gracias a que hubo un jardinero.

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