El liderazgo, en cualquiera de sus expresiones, tiene que ver con la creación de un mejor futuro, con inventar, innovar, crear, construir, mejorar y transformar todos los aspectos de nuestras vidas, desde la educación, la salud, los negocios, hasta el gobierno e incluso el mundo que habitamos. Algunos se burlan cuando los líderes comparten ideas audaces, objetivos imaginativos y sueños en apariencia imposibles, pero las ideas, la imaginación y los sueños son la tela que los líderes utilizan para crear el futuro y provocar los cambios en el mundo.
Hemos tenido la oportunidad de trabajar con muchas empresas, desde equipos deportivos y universitarios, hasta hospitales, escuelas y organizaciones sin fines de lucro, conociendo en el camino a muchos líderes y siendo testigos de primera mano del poder del liderazgo positivo. Hemos visto cómo han liderado, inspirado y transformado sus equipos y organizaciones, al tiempo de observar el impacto que han tenido y los resultados que han logrado.
Un líder positivo ve lo que es posible y luego da los pasos necesarios para unir a las personas que participarán de su creación. Cada invención, proyecto, creación y transformación comienza con una idea, una imaginación y una visión de lo que es posible. La historia nos muestra que si se puede ver (en la mente), se puede crear.
Si se tiene una visión, entonces también se tiene el poder de llevarla a la realidad. Los líderes aprovechan el poder de una visión y van construyendo el camino que lleva a su concreción. Pero para lograr que la gente crea en la idea, quien gobierna y también lidera debe ser capaz de articular y comunicar su visión de una manera simple, clara, audaz y también convincente.
La más brillante en el firmamento
La visión que un líder crea y comparte es como una estrella brillante en el firmamento, que señala y mueve a todos en una organización en la dirección correcta. El líder debe señalar continuamente esa estrella y recordarles a todos que es hacia allí hacia donde se camina. Aquí estuvimos ayer y esto es lo que sucedió en el pasado, pero hacia allá es hacia donde vamos ahora. No tenemos un conjunto perfecto de planes porque el mundo siempre está cambiando, pero tenemos una estrella que nos guía. No tenemos una hoja de ruta perfecta, pero tenemos un camino a seguir y nos tenemos el uno al otro. Mantengamos nuestros ojos en esa Estrella y sigamos avanzando.
Compartir una visión y una estrella brillante en el firmamento es importante porque todos necesitamos una. Todos necesitan algo en lo que creer y por lo que trabajar. Como humanos tenemos el deseo de realizar algo significativo, además de querer mejorar y crear un futuro que se mejor para todos. Sin embargo, con mucha frecuencia el miedo termina resultando un freno.
Un telescopio y un microscopio
Un líder que es positivo necesita llevar consigo un telescopio y un microscopio durante su viaje. El telescopio ayuda a quien gobierna y lidera, así como a su equipo, a mantener la vista en el panorama general, en su visión, en esa estrella brillante en el firmamento. El microscopio lo ayuda a enfocar con zoom las cosas que debe hacer a corto plazo para que la visión vaya tomando forma. Si quien lidera solo usa un telescopio, entonces estará pensando en su visión todo el tiempo y soñando con el futuro, pero no tomará los pasos necesarios para que ello tome forma en la realidad material. Si solo tiene un microscopio, quien lidera trabajará duro todos los días, pero los contratiempos y desafíos probablemente lo frustrarán y lo desanimarán porque perderá de vista el panorama general. El gobernante que también lidera necesita utilizar con frecuencia su telescopio para recordarse a si mismo y también a su equipo hacia dónde van; y tendrá que mirar a través de su microscopio diariamente para concentrarse en lo importante y en los compromisos asumidos.
Mantener viva la visión
Para comprender la importancia de mantener viva la visión, pensemos en lo que sucede con los corredores de maratón que abandonan durante la competencia. Los corredores que dejan la maratón en los primeros kilómetros son los menos, al igual que los que abandonan en el último tramo de carrera. El primer caso se explica en el hecho de que la competencia recién comienza y la motivación y energía están en lo alto. En el segundo caso, a pesar que los corredores han estado corriendo más tiempo y deberían estar físicamente más cansados, no renuncian porque están muy cerca de la línea de llegada. El cuerpo debería rendirse, pero no lo hacen porque la mente sabe que la meta está allí cerca. La mayoría de las personas dejan una maratón pasadas las 2/3 partes de la carrera; ahí es donde están físicamente cansados y mentalmente agotados; han corrido bastante y todavía tienen un largo camino por recorrer. Pierden su visión y se rinden.
Cuando conversamos con diferentes organizaciones, animamos a los participantes a que escriban cuándo experimenten sus 2/3 partes de maratón. Todos tenemos ese mojón en que nos tentamos con la rendición. Mantener viva la visión, ese fuego sagrado del que emana por qué hacemos lo que hacemos, es un asunto de lo más importante. Los líderes positivos aprovechan el poder de una visión y construyen en equipo el camino a seguir. Pero para lograr eso, quien gobierna y también lidera debe ser capaz de articular y comunicar su visión de una manera simple, clara, audaz y convincente.
Lograr que la visión cobre vida
Una de las formas más simples y efectivas de transformar ideas y visiones en resultados es mantener conversaciones con las personas que integran un equipo. Durante cada conversación, quien gobierna y lidera debe compartir la visión y solicitar a cada persona que identifique lo que ésta significa para él o ella. Para que la visión cobre vida, debe tener un significado individual, debe hacerse carne en cada miembro del equipo.
Después que las personas del equipo identifican lo que la visión significa para ellos, también es importante preguntar cuál es su visión personal y cómo ésta puede integrarse con la visión más amplia de la organización. Asimismo, es crucial saber cómo quien está a cargo de algo puede ayudarles en ese viaje personal. Finalmente, quien gobierna algo ha de preguntarles a los miembros de su equipo cómo les gustaría que los responsabilizara. Tener una conversación abierta y honesta de forma regular con cada persona, para intercambiar sobre las visiones personales y organizacionales, es el camino más seguro para que el poder de una visión se haga realidad.
Cuando las personas tienen claro cómo contribuyen a un propósito mayor y sienten que quien está a cargo realmente se preocupa por ellos, el compromiso automáticamente tiende a dispararse.