Se va terminando abril y seguimos en cuarentena. Ha pasado mes y medio desde que comenzáramos el confinamiento voluntario como medida para hacerle frente a esta realidad incomprensible, casi de ciencia ficción. Realidad que invade cada rincón de nuestra cotidianeidad, que nos impone prácticas que hasta hace poco tiempo no le dábamos mayor importancia. Lavarnos las manos con mayor frecuencia, mantener distancia respecto a las personas, usar tapabocas allí y allá se han tornado escenas que todo indica que llegaron para quedarse a partir de este 2020.
Aún no está claro hasta cuándo estaremos así, si una nueva normalidad se constituirá o si simple y paulatinamente volveremos a llevar nuestras vidas de antes. ¿Habrá una era pre y post Covid-19? Como leí en algún lado, ¿este 2020 marcará el inicio del Siglo XXI? Preguntas aún sin respuestas.
El virus, eso diminuto e invisible para el ojo humano, ha provocado una crisis a todos los niveles posibles, desde personas y familias hasta comunidades y países a lo largo y ancho del globo. Estamos posiblemente ante el primero y quién sabe si último gran acontecimiento y cisma a nivel planetario. Es una contingencia inédita que demanda también la construcción de soluciones novedosas.
En eso estamos buena parte de todos nosotros: construyendo soluciones para sortear esta crisis. Este segundo número de Iceberg procura realizar un aporte más para esta desafiante empresa.