Ágiles, reflexivas y coordinadas

2001 no sólo fue el año en que la geopolítica mundial cambió tras los atentados del 11 de setiembre a las Torres Gemelas en NYC. Aunque con obviamente mucha menos prensa, 2001 también registró entre sus hechos la aparición del llamado Manifiesto Ágil, un documento redactado por 17 expertos en programación que supuso un cambio en la forma de desarrollar software.

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El centro del Universo (2)

Así como lo importante del aporte de Copérnico radicó en los efectos socio-políticos que desencadenó su descubrimiento, en la gestión y el liderazgo la revolución copernicana va más allá del contenido técnico, que se centra en una metodología diferente para guiar y medir la efectividad organizacional. Incrustada en la nueva forma de administrar hay una visión diferente del mundo, que paulatinamente amenaza y jaquea la hegemonía de las burocracias jerárquicas que con mucha frecuencia tienden, aquí y allá, a desanimar a quienes hacen el trabajo, frustrar a aquellos para quienes se hace el trabajo, decepcionar repetidamente a la sociedad y producir ganancias exiguas para los inversores.

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Bases y pilares para la prosperidad

Es el edificio más representativo de toda Grecia y uno de los monumentos más importantes de esta antigua civilización. Fue erigido entre los años 447 y 438 a.C. en la parte más alta de Atenas, en la Acrópolis de la capital griega. Consagrado a la diosa Atenea Parthenos, el Partenón fue construido en mármol blanco y concebido para albergar la estatua de doce metros de altura de Atenea. Con unas dimensiones aproximadas de 70 metros de largo y 30 de ancho, está rodeado por columnas en todo su perímetro: 8 en las fachadas principales y 17 en las laterales. De estilo dórico, cada una de ellas mide 10,93 metros de alto y 1,91 de diámetro.

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El arma secreta

Cuando brindamos charlas en organizaciones a menudo hacemos la siguiente pregunta a los grupos: ¿Sentís que tu jefe te escucha? Por lo general, solo un tercio de las personas levanta la mano, un sombrío recordatorio de cómo escuchar se está convirtiendo en un arte perdido. Desde hace un buen tiempo nos venimos comunicando más a través de teléfonos y computadoras y en la era de las redes sociales el impulso predeterminado parece ser el «¡mírame!» en lugar del «qué tenes para contarme». Muchas conversaciones parecen monólogos en serie, con una persona hablando mientras la otra o los otros  simplemente esperan su turno para decir lo que quieren decir.

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