El segundo tiempo ya comenzó y avanzamos raudos y veloces hacia diciembre de este tan insólito año. Mientras seguimos sin una perspectiva clara sobre la aparición de una vacuna que traiga sosiego y calma, la OMS informaba recientemente que la pandemia será superada en menos de dos años. Sí, leyó bien, dos años pedaleando en el aire, en el medio de la incertidumbre y con este malestar como mar de fondo, del que emanan con facilidad sentimientos que van de la ansiedad y angustia hasta el pánico y el miedo a morir.
Los meses de confinamiento en nuestro país han pasado y con él ese tiempo en que nos quedamos a solas con nuestras verdades. Ahora las autoridades nos invitan a ser responsables y no abusar de esa libertad que mal gestionada podría derivar en contagio y eventualmente daños mayores.
De no acontecer sucesos aún más insólitos en el futuro, este año quedará asociado a un tiempo de crisis, en el que se están conjugando peligros y oportunidades para sujetos, familias y naciones.
La marea baja puso de relieve todo aquello que en el fervor de nuestras anteriores cotidianeidades agitadas no queríamos ni podíamos apreciar. Así, la mesa nos ha quedado servida para barajar y dar de nuevo. Sin dudas que no es ni será tarea fácil, puesto que el cambio y las transformaciones verdaderas no son sin cierto dolor.
Así como la noche es más oscura previo al amanecer, también esta crisis posee el carácter transformador de no responder regresivamente y sí animarse, mejor junto a otros, a crear y/o fortalecer proyectos tanto personales como colectivos.
Gracias Agustín. A pesar de lo vivido en esta marea baja ,tendremos que seguir preparándonos con tu siempre valorado apoyo, a enfrentar con serenidad y habilidad los difíciles cambios que vayan llegando. Abrazo enorme por tu siempre contención.
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Nilda, qué lindo recibir tus comentarios! Comparto contigo la importancia de la serenidad y el coraje para irle haciendo frente a los desafíos que permanentemente nos va presentando la vida. Otro abrazo para vos!
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