Hay una frase que leí hace mucho tiempo que decía más o menos así: “cuando ves lo mejor del otro, se ve lo mejor de vos”. Frase que pone arriba de la mesa el asunto del reconocimiento por aquello que las personas llevan a cabo, sean estos los resultados obtenidos o el esfuerzo desarrollado.
Los equipos no surgen de la nada, sino que se construyen en gran medida gracias al poder de la apreciación y el reconocimiento. La apreciación es un combustible que ayuda a otros a avanzar en la dirección de sus objetivos. Sin embargo, con frecuencia se observa como jefes y/o gerentes dan por sentado lo que sus colaboradores llevan a cabo: “por qué felicitar el trabajo si se les paga por lo que están haciendo”.
Cuando las organizaciones establecen un vínculo 1 a 1 entre los resultados y el pago, engendran mediocridad porque las personas también corresponderán haciendo lo mínimo que se requiere para obtener el salario económico.
Este enfoque olvida que las personas trabajan por razones que van más allá de la plata. Las personas quieren un trabajo que los desafíe, quieren contribuir de manera significativa y marcar la diferencia. También quieren crecer y aprender, así como desarrollar una “conexión” con la visión, los valores y sus propios compañeros en la organización. Cuando se esfuerzan mucho y quedan agotadas, las personas necesitan que alguien las aliente y les valide la dirección y el rumbo. Las personas buscan aceptación.
En un entorno organizacional complejo y desafiante como el actual, los jefes y/o gerentes deben ser conscientes de centrarse en el reconocimiento más allá del pago. La apreciación intencional y el reconocimiento por el esfuerzo y/o los resultados es una de las herramientas para lograrlo, además de crucial para los líderes empresariales construir una cultura que esté basada en ello.
El reconocimiento y la apreciación son importantes porque apreciar fomenta la “autoestima” de las personas, afirmando su valor. Además, es un gran motivador. Cosas simples como notas redactadas a mano o tarjetas de agradecimiento pueden ser de gran ayuda para mantener al equipo conectado emocionalmente. Reconocer y apreciar el trabajo muestra que los jefes y/o gerentes son humanos, es decir que no esconden sus emociones sino que lideran con ellas para establecer conexiones verdaderas.
El acto de apreciar tiene que ser genuino y tiene que ir más allá de lo habitual. Para ser efectivo el reconocimiento ha de centrarse en las habilidades puestas en juego y las acciones específicas que marcaron una diferencia. Apreciar tiene que transferir energía positiva. Además y no es nada menor, apreciar a los demás establece prioridad sobre los comportamientos que son valorados en la organización.
Como jefe, gerente o líder empresarial reconocer y apreciar va de la mano con recompensar. La recompensa puede recaer en el cumplimiento de plazos o puede premiar el cumplimiento de los estándares de calidad; puede recompensar por resultados o puede recompensar por cómo se lograron esos resultados. Puede recompensar a una persona que habla mucho sobre el trabajo o puede recompensar a una persona que deja que su trabajo hable por ella.
Gran parte de la cultura organizacional se forja a través de lo que sus líderes y referentes han recompensado durante un período considerable de tiempo. Algo así como “dime qué reconoces, aprecias y recompensas y te diré como eres”.
Una organización establece las expectativas correctas sobre los comportamientos que valora identificando sus valores y comportamientos centrales (por ejemplo, orientación al cliente, respeto por los demás, integridad, etc.); comunicando constantemente los valores y comportamientos que espera de las personas; validando y reforzando inmediatamente cuando ve el comportamiento correcto; agradeciendo, reconociendo y elogiando; así como mostrando el camino mediante asesoramiento y comentarios constantes (a través de foros, reuniones, sesiones individuales e incluso sesiones informales grupales para guiar a los miembros de su equipo).
En síntesis, un equipo u organización forma un sistema de reconocimiento y recompensas estratégicas cuando integra resultados (desempeño) y comportamientos (cómo se lograron esos resultados), cuando fomenta y practica la integridad, cuando alinea pensamiento, palabras y acción. En el lugar de trabajo (con su equipo o con los clientes), con su círculo de amigos y también con su familia, una pregunta crítica se impone: ¿cuándo fue la última vez que ofreció un reconocimiento sincero? Si así lo hizo, ¿cómo fue esa experiencia?