La depresión no es simplemente estar triste. Muchas veces, es sentir que todo pesa demasiado, que nada entusiasma, que el cuerpo y el alma se apagan. Como si el mundo se volviera gris, lejano, sin sentido.
Puede aparecer como falta de energía, aislamiento, dificultades para disfrutar, problemas de sueño o apetito, llanto frecuente, o simplemente una sensación de vacío persistente. A veces surge luego de una pérdida, un fracaso o una crisis. Otras veces, parece no tener una causa clara.
La psicoterapia ofrece un espacio para ponerle palabras a eso que duele y que muchas veces cuesta explicar. Un espacio donde no hace falta tener respuestas, solo el deseo —aunque tenue— de no seguir igual.
No se trata de “salir adelante” por fuerza de voluntad. Se trata de escuchar al malestar, de preguntarse qué está queriendo decir, qué se ha desconectado, qué necesita ser mirado con otros ojos.
A veces, cuando todo parece cerrado, lo que realmente se está gestando es la posibilidad de un nuevo comienzo.
Agustín Menéndez 