Vienen armadas

En un post anterior mencionaba que el patriarcado agoniza, en un marco general caracterizado por la caída de referentes religiosos, políticos y laborales. Muchos hombres, en este contexto, se encuentran descolocados, desorientados y deambulando entre la violencia y actitudes infantiles.

Las expresiones culturales, entre ellas el cine, dice mucho sobre la época en que vivimos y Disney constituye una de las empresas cinematográficas que ha puesto mojones a lo largo de casi un siglo en lo referente a representación de personajes masculinos y femeninos. Los personajes femeninos, desde Blancanieves y los 7 enanitos (1937), hasta Cenicienta (1950), La bella durmiente (1959), La Sirenita (1989), La bella y la bestia (1991) y Pocahontas (1995), entre otros, se han caracterizado, con sus matices, por su amabilidad, ternura, su vinculación al ámbito doméstico, su margen de actuación limitado y por el significado de sus vidas conectado al príncipe de turno.

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En 2012 Disney rompió el molde y estrenó Brave (Valiente – Indomable), presentando a la princesa Mérida como la mujer que no acepta el destino que se le tiene preparado, sobre todo por su madre.

Mérida lleva su cabello rojo (pasión, fuego, instinto) suelto (¿sus ideas, anhelos, fantasías?), al viento y no escondido (como las monjas o las mujeres musulmanas), cabalga con su caballo y no va en carroza, además de disparar (es la número uno) con el arco y flecha.

Activa, valiente e inteligente, Mérida se revela ante el mapa armado que le presenta su madre, denotando el guión de la película que el patriarcado, entre otras cosas, es trasmitido básicamente por la mujer, por su madre, ¿por las madres en general? La princesa se rebelará y romperá con lo establecido cuando la indumentaria que le obliga a usar su madre ceda y se descosa ante el deseo de forjar su propio camino.

La relación entre madre e hija, Elianor y Mérida, es el eje de una película que me gusta pensar como el pivot entre una época y otra, entre un mundo que muere y otro que alumbra. Mérida es a la red como metáfora organizacional lo que Elianor, su madre, a la pirámide. La princesa que se rebela y quiere ser libre brilla no por las curvas de su cuerpo sino por sus actos, sean estos pensar libremente, cabalgar en su caballo o disparar con su arco.

La tensa relación con su madre conducirá a la protagonista a apelar a la magia para cambiar la situación. Dominada por el enojo, la princesa Mérida, bruja mediante, solicitará un hechizo que convertirá a su madre en un oso. La princesa se hará cargo de sus actos y cuidará a su mamá/oso, quien habiéndose despojado de sus obligaciones de reina (mandatos sociales), podrá no solo dejarse cuidar y guiar por su hija, sino que podrá conectar de forma renovada con ella.

No es menor, ni creo que casual, que en lo que se convierte la reina Elianor (un oso) tras el hechizo, es lo que en su momento le «comió» una pierna al rey Fergus.

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Mientras que madre e hija transforman su relación, la pregunta que se impone es dónde están los hombres. Aquí los pretendientes de la princesa… la imagen no resiste mucho análisis !!

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Mientras tanto, los más veteranos (el padre de Mérida y los padres de los pretendientes) invierten su tiempo bebiendo, planificando guerras o de algún modo viendo «quién la tiene más grande»… cosas de hombres. Falta Homero Simpson y el «cuadro está completo».

Qué quiere una mujer, con qué sueña. Mérida seguro que no con un príncipe que le asegure y/o garantice sentido a su existencia. Inteligencia y astucia, desde siempre, han sido constitutivos de la fuerza femenina. No en vano, la pieza que mejor se mueve en el tablero del ajedrez, un juego tan antiguo como pocos, es la reina. En éste, el jaque mate es contra el rey.

Mérida, su madre (recuperando su fuerza instintiva – bestia/oso) y también la mujer de esta época, están llamadas y desafiadas a reconectar con la agresividad necesaria para forjarse un destino y no adaptarse a uno que se le imponga. Si las reglas del ajedrez fueran reescritas en la actualidad, el jaque mate involucraría no sólo al rey sino también a la reina… que ¿ya no soñaría con carrozas, verse sexy y temer al abandono de aquel a quien quiere o ama?

4 comentarios sobre “Vienen armadas

  1. Brillante! Me encantó. Es un peliculón y tiene un gran mensaje. Más allá del patriarcado, a mí me llego mucho el mensaje que da la relación de la madre con la hija; el deseo de la madre de dirigir su vida de la manera que a ella le parece correcto y la frustración de no conseguirlo. A veces no es fácil ser mamá y caemos en esos preconceptos socialmente aceptados para fluir sin mucha crítica. En mi caso, después de muchos golpes, aprendí que la libertad es la mejor herramienta. Besos amigo, Sos crak

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    1. Buen día Maru!! cómo andas? me alegro que te haya gustado el post y gracias por tu feedback. Coincido contigo en que es una gran película, al igual que prácticamente todas las de Pixar. También coincido en la dificultad y el trabajo de ser padre; creo yo que el verdadero trabajo comienza cuando uno regresa del trabajo a casa. Allí está el partido importante. Por otra parte me alegró verte de viaje por Europa, te fui siguiendo el periplo por facebook !! Arriba el amor !! Beso grande, Agustín

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